"Observar con atención, interés y detenimiento una realidad, especialmente cuando es tranquila y placentera o cuando se hace con pasividad". Por lo menos así, lo indica la definición en los diccionarios.
El acto de tomarse un tiempo, en los viajes que uno puede realizar, o simplemente en nuestra vida cotidiana para darnos la gran oportunidad de CONTEMPLAR, aunque sea por un momento nuestro alrededor, es altamente gratificante, debido a que nos podemos sorprender con el paisaje, ese entorno que nos rodea, y que de pronto nos invita a re descubrirlo. Así por ejemplo, en mi caso particular, en la ciudad de San Luis, pude contemplar en el banco de la plaza principal, este ángulo en que la torre de la catedral y un farol parecieran elevarse al cielo.
Mientras que en la rambla costera, en una apacible y serena mañana, la contemplación del perfil de Punta del Este, brinda una conveniente relajación de una de las ciudades más lindas de América del Sur. Todos los amantes de los viajes, sabemos que dentro de lo recreativo cuando salimos, tiene que haber espacio para la contemplación.
O, en Puerto Iguazú al caminar por uno de los senderos del Parque Nacional, próximo a la entrada del hotel, la contemplación me permitió captar el momento preciso en que un huesped muy elegante paseaba por el lugar.
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