Las provincias de Mendoza y Santa Fé, tienen pocas cosas en común, mientras una se apoya al pie de la gran cordillera de los Andes, la otra está abrazada por el gran río Paraná, en Mendoza el desierto y aridez son la regla, todo se dió por el esfuerzo incansable del hombre por aprovechar la escasa agua que hay; mientras que en Santa Fé, la humedad, lluvias y fertilidad de sus suelos, la convierten en uno de los mayores graneros del país. Todo se siembra y cosecha por la bondad de sus elementos geográficos intervinientes.
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